En el mundo del copywriting, hay un obstáculo que, muchas veces, es más difícil de superar que cualquier fecha límite o briefing complejo. Ese enemigo silencioso es el miedo a destacar. Un miedo que nos empuja a corregir y neutralizar tanto nuestro mensaje que, al final, pierde su esencia.
¿Por qué nos cuesta tanto arriesgar?
Cuando trabajamos en textos para marcas o empresas, es muy común que tendamos a pulir y repulir cada frase hasta que suene correcta, elegante, y completamente “inofensiva”. Queremos evitar malentendidos, que nadie se sienta incómodo, que todo encaje a la perfección… y en ese proceso, es fácil que la creatividad y la personalidad queden por el camino.
Demasiada corrección acaba significando menos impacto
La corrección es necesaria, por supuesto. Pero si caemos en el exceso, corremos el riesgo de que el texto sea tan aséptico y neutral que nadie se acuerde de él.
En un entorno digital saturado de contenidos que compiten por la atención del usuario, el copy que no arriesga es invisible.
Destacar no es gritar
Destacar no significa ser estridente ni caer en fórmulas gastadas. Más bien es encontrar la voz propia de la marca, atreverse a expresar un punto de vista y conectar emocionalmente. Un buen texto es aquel que despierta algo en quien lo lee: una sonrisa, una reflexión, una sensación cercana o inesperada.
Un consejo para perder el miedo
La próxima vez que te enfrentes a un copy y sientas que todo queda demasiado plano o genérico, pregúntate:
¿Qué perdería mi audiencia si solo busco agradar y nunca me atrevo a ser memorable?
Ese pequeño cambio de perspectiva es el primer paso para soltar lastre y escribir con más libertad.
En Some&Co creemos que el copy que deja huella es el que sabe equilibrar creatividad y corrección, sin que el miedo a destacar nos paralice. Al fin y al cabo, las palabras que arriesgan son las que mejor cumplen su misión: que nos lean, que nos recuerden y que nos impulsen a actuar.